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¿Qué ha pasado hoy, 15 de abril, en Extremadura?
Miguel Loro y Antonio Márquez esperan en la ambulancia a que les lleven a casa tras su tratamiento de diálisis. Jorge Rey
El calvario de la diálisis: los pacientes sufren interminables esperas los días de sesión
Extremadura

El calvario de la diálisis: los pacientes sufren interminables esperas los días de sesión

Este tratamiento vital dura cuatro horas cada día y lo reciben tres veces a la semana; los enfermos denuncian retrasos «inhumanos» de las ambulancias que les recogen y llevan a casa

Álvaro Rubio

Cáceres

Domingo, 13 de abril 2025, 07:52

Jorge Acedo tiene 53 años y sus lunes, miércoles y viernes los pasa en una ambulancia y una camilla pegado a una máquina que depura la sangre. Sus riñones ya no son capaces de hacerlo y es uno de los 785 extremeños que se someten a hemodiálisis, un tratamiento vital que para muchos se ha convertido en un auténtico calvario en esta comunidad autónoma.

Horas de espera, ambulancias que se retrasan, rutas interminables y jornadas marcadas por la incertidumbre en las que salen de su casa cuando ni siquiera ha amanecido pero desconocen cuándo regresarán.

«Hay días en los que el transporte se retrasa tanto que tengo que coger mi coche. Tras el tratamiento a veces espero más de una hora para que la ambulancia me lleve a casa», lamenta Jorge tras una de las muchas sesiones de diálisis que recibe en un centro concertado con el SES ubicado al lado del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.

En su gesto se nota cierta resignación, como en el de Vicente Cerro, un compañero de batalla que tiene 63 años y es de Cañamero. «Ha habido veces que he estado diez horas fuera de mi casa», comenta mientras Felipa Prieto, que supera los 70, asiente con la cabeza.

Suele compartir ambulancia con Vicente y en su caso se levanta a las cinco de la mañana para que le realicen el tratamiento que le mantiene atada a la vida. «Salgo de Alía a las seis en dirección a Cáceres, luego cuatro horas con la máquina y muchos días no llego a casa hasta las cuatro de la tarde», lamenta Felipa. «Esperamos muchísimo tiempo a que las ambulancias nos lleven. Lo hemos denunciado, pero aquí no cambia nada», dice.

«Ha habido días que he estado hasta diez horas fuera de mi casa entre los viajes y el propio tratamiento»

Vicente Cerro

Paciente de 63 años

«A veces la ambulancia se retrasa mucho. Tras el tratamiento he llegado a esperar más de una hora para que me lleven a casa»

Jorge Acedo

Paciente de 53 años

«Una vez que llega la ambulancia, solemos esperar media hora dentro y hay días que vamos cuatro en vez de tres»

Miguel Loro

Paciente de 68 años

La de estos pacientes es la voz desesperada por intentar que mejore su calidad de vida, ya de por sí tocada por la enfermedad, tal y como explica Elisa Sánchez, presidenta de Alcer Cáceres, la asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón.

«Hemos puesto muchísimas reclamacionesen el SES por los retrasos que se producen en las ambulancias. No hay día en el que no nos llegue una queja de un usuario. Tras recibir la diálisis hay pacientes que esperan parados durante un hora en el interior de los vehículos para que empiecen el viaje de vuelta a casa», cuenta Sánchez. «En ocasiones se quedan solos sin ningún sanitario en la ambulancia. Y hay que tener en cuenta que son personas que están en diálisis cuatro horas y pueden marearse», denuncia Sánchez desde la puerta del centro contiguo al Hospital San Pedro de Alcántara en el que se realiza este tratamiento.

A apenas unos metros, en el aparcamiento del centro hospitalario, se puede comprobar lo que relata. En una ambulancia abierta está solo Miguel Loro, de 68 años. Lleva seis en diálisis y tres veces por semana sale a las siete de la mañana de su casa en Miajadas, recorre 85 kilómetros hasta Cáceres, permanece cuatro horas junto a una máquina y luego espera a que la ambulancia le lleve a su domicilio.

«Cuando quiero llegar a casa son las tres de la tarde. Solemos esperar media hora, pero hay días que más. A veces vamos cuatro pacientes en vez de tres y algún acompañante», dice justo en el momento que llega en silla de ruedas Antonio Márquez. Es de Robledillo de Trujillo y se somete a diálisis en el San Pedro. «Hay días que estamos hasta más de las dos de la tarde aquí. Es mucha espera», lamenta.

Otros pacientes son de la capital cacereña y también sufren los «retrasos de las ambulancias», tal y como detalla Lucía Sánchez-Cid, que tiene 62 años. Lleva viviendo solo con un riñón más de dos décadas y en la pandemia se contagió de covid, lo que le llevó a estar en coma en la UCI. Tras salir de cuidados intensivos empezó con diálisis y lleva dos años y medio en tratamiento.

«He pagado muchos taxis por lo mal que funcionan las ambulancias; he puesto muchas reclamaciones»

Lucía Sánchez-Cid

Paciente de diálisis

«La ambulancia me tendría que recoger a las 07.50, pero casi nunca llega a tiempo. O se adelanta media hora o se retrasa 40 minutos. Tras el tratamiento hay veces que espero bastante y hemos llegado a ir hasta cinco pacientes en un vehículo. No paro de poner reclamaciones. Son inhumanos los retrasos», comenta Lucía, que asegura que ha «pagado muchos taxis por lo mal que funcionan las ambulancias».

Centros de Extremadura

Casos como el suyo también se dan en otros puntos. Hay centros de diálisis en la provincia pacense (Badajoz, Mérida, Villanueva de la Serena, Zafra y Llerena) y en la cacereña (Cáceres, Plasencia, Navalmoral de la Mata y Coria). Algunos están en hospitales y otros son de Fresenius Medical Care, una empresa especializada en la producción de suministros médicos, sobre todo para diálisis renales, que está concertada con el SES.

En el caso de la provincia de Badajoz, desde la asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón Alcer apuntan que «también hay incidencias relacionadas con esperas de los pacientes en las ambulancias, aunque la situación ha mejorado mucho de un tiempo a esta parte» e indican que mantienen «una relación estrecha con la empresa concesionaria para solucionar los problemas que van surgiendo».

Lo cuenta Patricia García, presidenta y trabajadora social de Alcer Badajoz, que alude al pliego de concesión del servicio de ambulancias del SES. En él se establece un máximo de tres pacientes por vehículo y en casos excepcionales pueden ir cuatro si son de la misma localidad. También se permite un tiempo de espera de media hora desde que el usuario termina su diálisis hasta que empieza el recorrido de camino a casa.

«Puntualmente hay esperas mayores porque el vehículo se ha retrasado en el anterior servicio o por una complicación con otro paciente», matiza Patricia, que asegura haber vivido «momentos muy duros de esperas de hasta una hora y media sobre todo en la época en la que operaba Ambulancias Tenorio en Extremadura». En los últimos años, afirma, «el nivel de reclamaciones ha bajado y ya no son diarias». Ahora, detalla, «se suelen dar una o dos al mes».

El desvío permitido de una ambulancia no puede superar los 20 kilómetros, indica Patricia, que entiende que «las distancias de una provincia como Badajoz son muy grandes y hay pacientes que pueden dializar en su misma área sanitaria, pero hay otros que tienen que hacerlo en hospitales más alejados».

Sobre las quejas y reclamaciones de pacientes de diálisis formuladas al Servicio Extremeño de Salud, este diario ha preguntado a la Junta, pero por el momento no ha obtenido respuesta.

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