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«¿La excusa, primero, fue dejar que transcurriera el ciclo electoral. Una vez superado, el argumento ahora es no abrir nuevos frentes. El tiempo pasa ... y el PP catalán continúa sin fijar su congreso interno; de hecho, el cónclave sigue pospuesto 'sine die' al igual que, sintomáticamente, el de los populares valencianos. Sin embargo, Alejandro Fernández, el líder desde 2018 del partido en la comunidad que emerge tras la década del 'procés', ya ha empezado a hacer campaña para postularse para la reelección de un cargo que le costó retener ante las reticencias que provocaba –y provoca– en la dirección de Alberto Núñez Feijóo su combativo discurso, defensor de la autonomía para fijar una estrategia propia en Cataluña y alérgico a entenderse son el independentismo de Junts.
Fernández ha lanzado estos días un libro 'A calzón quitao' (La Esfera de los libros) con el que se reivindica y vuelve a marcar distancias con Génova. Tantas, que a la presentación que protagonizó del volumen en Madrid no acudió apenas ningún dirigente de la cúpula del PP. Solo le apoyó la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, que firma el prólogo y una reconocida opositora a las ataduras con los nacionalismos catalán y vasco.
Fernández y Feijóo no tienen sintonía. Practican una especie de 'conllevancia'. Sus diferencias han sido públicas. El líder del PP catalán afea al presidente nacional de su partido sus flirteos con Junts. «El nacionalismo moderado no existe. Es un unicornio, una entelequia. Lo digo porque en estos últimos tiempos andan en Madrid (por nostalgia del Majestic) obsesionados con encontrar al unicornio moderado de Junts», critica abiertamente en el libro, en alusión a los viejos pactos de José María Aznar con la hoy extinta CiU de Jordi Pujol. «Es imposible combatir al sanchismo imitando la metodología sanchista», reitera sobre si los suyos deben pactar con los independentistas para intentar alcanzar La Moncloa. Y cree que la militancia de su formación está harta del «pasteleo con los nacionalistas».
Fernández reclama un PP catalán autónomo. Esto es tanto como decir que pide que el líder del partido en Cataluña lo elija la afiliación en la comunidad y no Génova. Basta de «tutelas», afirma evocando aquel célebre «ni tutelas ni 'tutías'» que acuñó su admirado Manuel Fraga. El dirigente tarraconense, reconocido por su gracejo y su oratoria desprejuiciada y ajeno a las familias clásicas del PP catalán, demanda margen de maniobra. Su objetivo es superar los 20 escaños en el Parlament, después de que el partido superara la travesía del desierto del 'procés' aupándose hasta los 15 en las autonómicas de hace 11 meses. Hace cuatro años, rozó la irrelevancia con tres parlamentario el peor resultado de la historia de los populares en Cataluña. Tras el fracaso de la intentona separatista, buena parte de sus votantes migraron a Vox. El mejor resultado histórico del PP en unas autonómicas lo obtuvo Alicia Sánchez Camacho en 2012, con 19 representantes.
Si Génova le opone un candidato alternativo, Fernández dará la batalla. Ya lo deja claro en el libro. «¿Por qué el PP vasco y el catalán son una auténtica trituradora humana de líderes?», reflexiona. «Hagas lo que hagas, al final Génova te defenestrará. A Alejo (Vidal-Quadras) lo ficharon por duro y lo echaron por duro, y a Piqué lo ficharon por blando y lo echaron por blando», sostiene, sin pelos en la lengua. El runrún de nombres que suenan como su eventual relevo incluye a Dolors Montserrat, que acaba de ascender a la secretaría general de PP europeo; Manuel Reyes, alcalde de Castelldefels y jefe de filas del partido en Barcelona; o Daniel Sirera, concejal en el Ayuntamiento barcelonés.
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